Regaliz e hipertensión

El uso prolongado y a altas dosis de regaliz puede subir la tensión, pero su consumo puntual es interesante por sus probadas propiedades antiulcerosas y expectorantes
Por Maite Zudaire 23 de enero de 2009
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Imagen: aSIMULAtor

El regaliz de palo, una aparente golosina, es la raíz de la planta del regaliz (“Glycyrrhiza glabra”) que, por su particular componente saborizante, se emplea para dar gusto a numerosos productos de la industria alimentaria, como bebidas, chucherías y demás productos de confitería. Desde el año pasado, en el caso de los dulces, si la concentración es superior o igual a 4 g por kilo, deberá constar el mensaje “Contiene regaliz: las personas que padezcan hipertensión deberían evitar un consumo excesivo”.

Imagen: aSIMULAtor

Aunque el regaliz se puede ver como un simple palo dulce también se toma en infusión o en comprimidos. Su consumo regular en según qué circunstancias no está exento de contraindicaciones y efectos secundarios. El efecto adverso más estudiado derivado de su consumo excesivo es el denominado «síndrome del exceso aparente de mineralocorticoides», entendido como la retención de sodio y la pérdida de potasio con afectación al sistema hormonal de regulación hídrica que puede desembocar en hipertensión arterial (HTA).

Contraindicado en caso de HTA

Las aplicaciones para la salud de esta planta son diversas. Es común su uso, o el de sus componentes activos (glicirrina o sal cálcica y potásica del ácido glicirrícico), en medicamentos expectorantes y en productos que, sin ser medicamentos, son popularmente conocidos por sus efectos balsámicos y descongestivos. Esto explica que tanto los comprimidos que llevan regaliz (las típicas pastillas Juanola), como el regaliz de palo o la infusión sean productos que se consuman con frecuencia y sin cuidado como ayuda para calmar la tos propia de resfriados y catarros, o simplemente porque gusta su sabor.

Debe evitarse el consumo de regaliz en caso de insuficiencia renal, hipertensión o si se toman ciertos medicamentos

En el año 2000 se publicó una revisión sobre las implicaciones para la salud del regaliz en la revista de la «Royal Society of Health». Los autores recopilaron un gran número de informes en la literatura relativa a su toxicidad. El uso prolongado y a altas dosis de regaliz o de sus principios activos se asocia a la aparición de una forma adquirida del denominado «síndrome del exceso aparente de mineralocorticoides», expresado como la retención de sodio, la pérdida de potasio y la supresión del sistema hormonal renina-angiotensina-aldosterona, que regula el equilibrio hídrico celular.

Se denominan mineralocorticoides a las hormonas que regulan la concentración de los electrolitos el sodio, el potasio y los cloruros, y son aldosterona y desoxicorticosterona. Al parecer, la glicirrina del regaliz actúa directamente sobre los receptores de los mineralocorticoides en el riñón al inhibir una enzima, la 11ß-hidroxiesteroide deshidrogenasa.

La explicación fisiológica del trastorno fue descubierta por Edwards y Funder en 1988, al plantear la hipótesis de que el receptor mineralocorticoideo tiene la misma afinidad por la aldosterona que por el cortisol. Como el cortisol circula en concentraciones mayores, se debe evitar el acceso al receptor renal para evitar un exceso de mineralocorticoides. Este papel lo desempeña la enzima 11ß-hidroxiesteroide deshidrogenasa, que convierte el cortisol en cortisona, con baja afinidad por dicho receptor.

Tras un consumo continuado y excesivo de regaliz, al estar inhibida la actividad enzimática, el cortisol llega al receptor mineralocorticoideo y actúa como si fuera aldosterona (pseudoaldosteronismo), reteniendo sodio, suprimiendo el sistema hormonal de regulación hídrica (renina-angiotensina-aldosterona), y provocando el cuadro de hipertensión arterial e hipopotasemia (bajos niveles plasmáticos de potasio).

Es esencial que los profesionales sanitarios, desde personal médico, enfermería y dietistas, tengan conocimiento de las posibles contraindicaciones del regaliz y los productos que lo contienen. En parte es su responsabilidad advertir a los pacientes de un consumo moderado y evitarlo en según qué circunstancias, como la insuficiencia renal, la hipertensión o si se toman ciertos medicamentos con los que el regaliz o sus componentes pudieran interactuar.

La alternativa podrían ser los preparados de regaliz sin glicerrina (regaliz DGL), aunque ante la diversidad de marcas y preparados conviene consultar con el especialista antes de su consumo.

Digestivo y antiulceroso

En las consultas de dietética se recomienda el regaliz de palo o la infusión como complemento a la dieta en caso de trastornos digestivos como la pirosis, la gastritis y la úlcera péptica, así como para contrarrestar el mal de estómago tras una comida excesiva. Y la industria farmacéutica lo considera un recurso en sus formulaciones para el tratamiento de dolencias digestivas de distinta índole.

El estudio de las propiedades digestivas, antiinflamatorias y antiulcerosas del regaliz está documentado desde mediados del siglo XX, tal y como consta en la revisión sobre las propiedades químicas y farmacológicas del regaliz realizado por el Shibata Laboratory of Natural Medicinal Materials de Tokio, en Japón. Los autores dan a conocer cómo Revers (Países Bajos) informó en 1946 de que la administración de una pasta preparada a partir del extracto de regaliz era un remedio eficaz para la úlcera gástrica al reducir los síntomas abdominales.

También informan sobre la comercialización, por entonces, de un preparado de regaliz para el tratamiento de la misma dolencia en Reino Unido. No obstante, habida cuenta de los efectos secundarios de su consumo habitual y excesivo, el entusiasmo por el regaliz como un remedio para la úlcera péptica se fue desvaneciendo.

Más reciente es la revisión realizada por el Departamento de Farmacología de la Facultad de Medicina de la Universidad de Ciencias Médicas Qazvin en Irán, publicada en la revista especializada «Phytotherapy Research» en junio de 2008. En esta revisión se corroboran las propiedades digestivas y antiulcerosas del regaliz y se ahonda en las propiedades de un gran número de componentes; saponinas, flavonoides, isoflavonas, además del ácido glicirrícico, al que se le considera el principal componente biológicamente activo.

Además, se describen estudios clínicos y experimentales que sugieren otras propiedades del regaliz como su acción antibiótica, hepatoprotectora e inmunomoduladora del sistema de defensas. Sobre estas acciones versan las últimas investigaciones, lo que sugieren próximas y prometedoras evidencias científicas sobre las cualidades dietoterápicas de esta planta.

ETIQUETADO ACLARATORIO

Img infusionImagen: Peter CorbettLa etiqueta de los alimentos que contengan regaliz o sus componentes activos debe informar si contienen estas sustancias a partir de una concentración determinada. En 2008 se aprobó el dictamen de la “Propuesta de Reglamento del Parlamento Europeo y del Consejo sobre la información alimentaria facilitada al consumidor” con el fin de modificar el actual Reglamento sobre etiquetado, presentación y publicidad de los alimentos. Uno de los anexos hace referencia a la necesidad de reflejar en la etiqueta de los alimentos la presencia de regaliz (ácido glicirrícico y su sal amónica) a partir de determinados niveles, dado que el consumo de estas sustancias puede agravar la hipertensión.

Así, los alimentos como dulces y bebidas que contengan ácido glicirrícico o su sal de amonio en una concentración igual o superior a 100 miligramos por kilo o a 10 miligramos por litro deben indicar en su etiqueta el mensaje “contiene regaliz”. Esto afecta tanto a los productos a los que se les han añadido estas sustancias como a la propia planta del regaliz (“Glycyrrhiza glabra”). En el caso de los dulces, si la concentración es superior o igual a 4 g por kilo, deberá constar el mensaje “Contiene regaliz: las personas que padezcan hipertensión deberían evitar un consumo excesivo”.

La misma frase debe figurar en la etiqueta cuando se trate de una bebida con una concentración de regaliz superior o igual a 50 miligramos por litro, o a 300 miligramos por litro en el caso de que contenga más del 1,2% en volumen de alcohol. Dicha información se añadirá inmediatamente después de la lista de ingredientes, a menos que la palabra “regaliz” ya conste en la lista de ingredientes o en la denominación del producto.

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