Medio kilómetro de Unión Musical buscando la paz

CAMILO YEPES - EL NUEVO DÍA
Cerca de mil estudiantes, docentes y administrativos se unieron en torno de este propósito, y en una jornada mara-tónica, casi a contrarreloj, vivieron la fiesta del arte.

Por unos largos instantes, la comunidad educativa de la institución técnica Amina Melendro de Pulecio se olvidó de la teoría y llevó a la práctica su arte, sus valores y su espíritu de trabajar por una mejor sociedad, en medio de la jornada ‘La paz es una nota’.

Fueron más de mil almas las que se unieron para que en los 500 metros de pentagrama, más que las notas iniciales del Himno de Colombia, el Bunde tolimense y el Himno del colegio, se viera plasmada la ilusión por que la vida albergue siempre nuevas esperanzas.

Así, cada uno con una sonrisa y ganas de colaborar, todos fueron pegando corcheas, silencios, calderones, negras, blancas y demás figuras que hacen parte de este esquema musical, y que luego adornaron con flores y huellas de todos los menores.

“Somos la institución llamada a demostrar que a través de la música estamos haciendo la paz. Estamos convencidos de que la música transforma al hombre y que lo forma como una persona integral”, afirmó la rectora del plantel, Sandra Barón Valbuena.

Unión de esfuerzos

La forma particular de buscar la paz en la institución surgió de los maestros, quienes plantearon este sistema universal de cinco líneas como forma de emitir esa voz. En menos de dos días, esa idea se transformó en realidad, con las miles de manos que ayudaron.

El miércoles, el maestro Roberto Flórez Mendoza mostraba a EL NUEVO DÍA los bocetos de este singular pentagrama; el jueves, decenas de estudiantes -sobre todo de grados superiores- pegaban las franjas negras sobre la tela, mientras que ayer fue el día para decir en conjunto: “¡Manos a la obra!”.

El día decisivo, en una actividad que contó con la compañía musical de la Banda Sinfónica dirigida por el maestro Florentino Camacho, y un ensamble coral a cargo de la maestra Gloria Yolanda Herrera, se puso el último eslabón en este engranaje.

Y aunque el alcalde Guillermo Alfonso Jaramillo no pudo asistir, los menores que unieron sus manos y pegaron notas, huellas y flores salían con una notable sonrisa, al ver materializado algo que, en principio podría ser un Récord Guinness, pero que por tema de los altos recursos económicos necesarios para registrarlo, quedará al menos en la generosa memoria regional.

Mensaje definitivo

Lo que la comunidad dio a entender, y así lo reforzó la rectora Barón Valbuena, es que esto hace parte del “empeño con el Ministerio de Educación, la Alcaldía y la Secretaría de Educación, de que la música puede transformar esta ciudad, y que el Conservatorio de Ibagué puede hacerlo.

“Logramos que una institución estuviera toda la jornada en una misma actividad, sin peleas, con la emoción de formar el pentagrama y mostrar que en las instituciones educativas hay que vivenciar la paz, que sea como una bola de nieve”, concluyó.

Credito
HERNÁN CAMILO YEPES VÁSQUEZ

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