El Ministerio de Justicia hace planes para un futuro plagado de incertidumbre

El Ministerio de Justicia hace planes para un futuro plagado de incertidumbre

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27/11/2015 00:00
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Actualizado: 27/11/2015 00:00
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El futuro está plagado de incertidumbre para el Ministerio de Justicia. Sus planes de introducir la justicia electrónica en España llegan hasta el 1 de enero de 2017, aunque saben que viven en tiempo de descuento. Tienen la confianza de que los que vengan detrás respetarán su trabajo; lo que nunca ha sucedido. Es el ciclo sin fin, que se repite. Como en «El Rey León».

CARLOS BERBELL. 

Porque cuando entra una nueva administración lo hace con el convencimiento de que nada de lo que se ha hecho hasta ese momento es válido y bueno. Y porque creen que ellos, los nuevos, poseen las «soluciones finales». 

Así ha sucedido invariablemente desde el comienzo de la democracia. 

Sin embargo, el Ministerio de Justicia que capitanea Rafael Catalá sigue trabajando a toda velocidad, como si el próximo día 20 de diciembre no hubiera elecciones generales y toda la composición de mayorías y minorías actuales no fuera a afectarles. 

Prueba de ello es la aprobación, por el Consejo de Ministros, del Real Decreto sobre comunicaciones electronicas en la Administración de Justicia en el ámbito territorial del Ministerio de Justicia y por el que se regula el sistema LEXNET que, a partir del 1 de enero de 2016 tiene que utilizarse par la presentación de escritos, el traslado de copias y la realización de actos de comunicación tanto por los juzgados, tribunales y fiscalías como por los profesionales que colaboran con la justicia. 

El Real Decreto no tiene virtualidad nacional. Se aplicará sólo en las Comunidades Autónomas cuyas competencias en Justicia no han sido transferidas: Castilla y León, Castilla-La Mancha, Murcia, Baleares, Extemadura y las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla. Y en todos los órdenes jurisdiccionales. 

El plan del Ministerio de Catalá está muy bien.

Los profesionales van a poder presentar a cualquier hora del día y de la noche, 365 días al año, sus documentos ante los órganos judiciales vía electrónica, de una forma segura y encriptada y los ciudadanos podrán consultar, por la misma vía, cómo va lo suyo, con un ahorro, a nivel naciona, de más de 421 millones de euros, y de más de 70 millones en territorio Ministerio. 

Todo está perfectamente definido y proyectado. Como un reloj.

El problema es que ellos no van a estar al mando del barco para implementarlo.

¿O sí?

«Nadie se va a apartar de un proyecto como éste. Es un proyecto de Estado», afirman fuentes del Ministerio. «Hay ideas de retomar el Pacto de Estado por la Justicia, se lo hemos escuchado a varios líderes políticos. La Justicia, sin duda estará en la agenda de quien gobierne». 

«El proyecto, además, no es una idea solo del PP. Nosotros tenemos que cumplir la Ley 18/2011, de 5 de julio, reguladora del uso de las tecnologías de la información y la comunicación en la Administración de Justicia, presentada por el último Gobierno del PSOE, y aprobada por unanimidad por toda la Cámara Baja, en la que se decía que el 7 de julio de 2017 tenían que estar implantados los sistemas de gestión procesal», añaden las mismas fuentes con un tono de seguridad. 

Pero es sólo eso, un tono. 

Porque, al margen de que sea adecuado o no, no hay que olvidar que gran parte de las iniciativas legislativas impulsadas por el Ministerio de Justicia se han llevado a cabo mediante Real Decreto, sin necesidad de mayoría cualificada; sólo con los votos del Partido Popular. 

Por eso, pensar que esto no va a pasar factura, sabiendo que todos los partidos políticos, ahora en la oposición, han prometido derogar de inmediato las últimas reformas aprobadas por el Gobierno, tanto de la Ley de Enjuciamiento Criminal, como del Código Penal, como muchas otras, sería como cometer un «pecado venial» de ingenuidad. 

Y creer que los componentes del futuro Ministerio de Justicia van a respetar «el legado» de este Ministerio que tiene los días contados, sería un «pecado mortal», en toda regla. 

La hoja de ruta marcada sólo se mantendría si el PP siguiera en el Gobierno y se ratificara en la cartera al mismo equipo que lo ha ocupado hasta ahora. 

Los que vengan detrás, ya sean de «los suyos» como de «los otros», cambiarán todas las cosas que puedan. Porque es su turno para reinventar el mundo. Porque piensan que nada de lo que se hizo antes está bien hecho. Porque se sienten «los elegidos». Y creen firmemente que van a hacer historia. 

Es el ciclo sin fin, que comienza de nuevo.

Lo dicho. Como en el Rey León. 

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