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Este artículo se publicó en La Gaceta antes de convertirse en La Gaceta de la Iberosfera, no siendo entonces propiedad de Fundación Disenso.

El sombrero de Panamá

12 de abril de 2016

Si no eres ducho en la materia dirías que es un sombrero de paja, pero es de un tejido fino, blanco con un doblez característico en la mitad y una banda negra. Utilizado por los trabajadores del Canal de Panamá (decían que era fácil de enrollar y guardar, sin perder la forma después) pero también por Roosevelt, Napoleón III, Ernest Hemingway, Winston Churchill, Harry Truman o Humphrey Bogart. Efectivamente es de paja, pero la paja-toquilla, la carludovica palmata. Que en esto de las pajas, también hay clases. La cosa es seria, incluso en 2012 la UNESCO declaró este tejido Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

Empecé a conocer de las peculiaridades de este tipo de sombreros cuando mi amigo José Manuel me habló de él (o lo llevaba puesto un día de cañas por Madrid, no recuerdo) y luego con las cariñosas protestas familiares que recibía mi suegro (QEPD) sobre el precio del sombrero de Panamá “para luego perderlo” o “para dos veces que se lo va a poner”, precisamente ahí fue cuando me di cuenta de la excelente calidad que tienen, que no pican en la cabeza y que además son ligeros sin perder la forma. Don grandes hombres honrados, mi amigo José y mi suegro Pedro.

Volvamos al tema, el sombrero de Panamá tiene una curiosa trampa en su propia esencia, porque se fabrica en Ecuador y la principal ciudad productora es Cuenca, ¡toma ya!. ¿Dónde han estado los de marketing todos estos años?.

El caso es que estos días de reales y almodóvares panameños me ha venido a la cabeza, no un sombrero, sino la figura de varios personajes que mi cinéfila mente asociaba al sombrero de Panamá, Al Capone y Vito Corleone, efectivamente los dos mafiosos más famosos de la gran pantalla. Habría más si rascamos, por ejemplo en “Miami Vice” o en cualquier serie policíaca de actualidad, donde aparece siempre un astuto jefe de la droga con su traje claro y su sombrero de Panamá.

Os prometo que esta semana no ha dejado de venirme a la mente la imagen de Almodóvar abriendo la ventanilla del coche, en la parte de atrás, con asientos claros y espaciosos, todo muy limpio. De verdad que he pensado que quien hablaba era Don Vito, porque además lo hacía con ese tono de “yo soy el Don y no tengo que darle explicaciones a nadie”.

Decía Emma Suárez hace unos días que “sería una pena que lo de eso influyera en el estreno”, con “eso” se refería a las sociedades de ultramar (de ahí viene offshore) y con “estreno” a la última película de Almodóvar. Desde luego resulta enternecedor como la izquierda siempre edulcora los casos de corrupción de los suyos. Pensemos que se trata de un político del PP, ¡hombre en ese caso, cómo no va a influir en las elecciones!, pensemos que se trata de un empresario de una multinacional ¡capitalista malvado que debe ir al trullo!, pero claro si estamos hablando de un director de la ceja… pues que pena que eso influya en su obra ¿no?.

Y yo me pregunto si desde ahora los ilustradores de la izquierda, esos que siempre representan a los empresarios como señores gordos, con polainas, grandes patillas, relojes de bolsillo y grandes puros humeantes, si esos cambiarán su estilo y empezarán a representar a los empresarios (ya se sabe, esos malvados que empeñan su dinero para progresar y de paso crear empleo) como señores que simplemente llevan un sombrero de Panamá. O más allá, más lejos, offshore vamos, ¿dibujarán a los malvados capitalistas como directores de cine tipo Almodóvar o actores tipo Imanol Arias? ¿Tú que opinas?

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